
Después de ese fin de semana poco animado e infructuoso afectivamente hablando, de vuelta de Ferrol, M me pidió de un modo concluyente que deseaba y necesitaba una tarta de chocolate, con mucho chocolate, para la celebración de su cumpleaños (17 de junio). Mi idea inicial era otra, quizás una mousse de queso y limón con una muselina, base de dacquoise, envuelta en un bizcocho caramelizado y cubierta de fresas y/o frambuesas. Algo suave y fresco con sorpresa interior. Estaba muy cansado y tenía poco tiempo, necesitaba cada segundo de mi tiempo para ultimar el trabajo, poner exámenes, y cumplir los deseos de M. No se trataba de hacerle un sencillo bizcocho de chocolate, había que hacer una rica tarta de cumpleaños.
