
Hay sales y sales, dentro de las sales la “flor de sal” y dentro de ella, la “sal Guérande”. Cómo ha llegado a mí ha sido un verdadero azar y fortuna, esta vez no ha sido una petición expresa, sólo pura casualidad. Cuál ha sido mi sorpresa cuando me entero que a M le han traído, y regalado, de Francia un frasquito de esta joya de la Bretaña. La última vez que hemos ido, sólo nos hemos traído una botellita de Grand Marnier.
