
Creo que ha llegado el momento de poner algo salado, aunque no acabo de conseguir buenas fotografías. Quitarle a M la comida del plato es algo que no le hace mucha gracia ni a ella ni a los platos (tienen vida propia), en especial cuando llega hambrienta después del trabajo. De sabor no desmerecen (o mejoran, para los gustos de M) a los dulces. Me compraré unos bonitos platos y bandejas para los emplatados, tal vez consiga hacerlos más atractivos a la vista. No sólo de azúcar vive el hombre… ni la mujer.
